Me embelesaron sus páginas, hicieron que mi imaginación volara y trajera a nuestros mayores, aquellos que nos legaron como herencia inmaterial cosas tan bellas…
Eduardo Muñoz Serpa
Tuve el inmenso agrado de que llegara a mis manos, por obsequio hecho por alguien muy especial, el extraordinario libro que sobre el río Chicamocha, su hermoso paisaje, su vegetación, sus gentes, poblados y cielo estrellado en noches de luna llena, se está ofreciendo en las librerías, titulado “Hilo de plata en noche de luna llena”, que contiene exquisitas fotografías de Juan Diego Pinzón, investigación capitaneada por Gloria Oviedo Chávez, prólogo y trabajo periodístico de Melissa García Neira, diseño e ilustraciones de Juan Camilo Sanmiguel.
Las fotografías del Cañón del Chicamocha, el sitio más emblemático de nuestra geografía, no tienen par. Ejemplo es aquella lograda en una noche de luna llena, desde la parte alta del cañón, que testimonia que el río es un hilo de plata que entre las sombras adorna las montañas que lo encajonan, cordillera abajo, camino a entregar sus aguas para formar el río Sogamoso, tras cortar en dos la provincia de García Rovira y atravesar buena parte del altiplano boyacense.
Las fotografías tomadas desde Cepitá, en noches despejadas de nubes, inmortalizan un firmamento estrellado en el que la galaxia La Vía Láctea exhibe su esplendor y arropa amorosamente las montañas santandereanas.
Las tomadas a los riscos que anidan a las preciosas ceibas barrigonas, enternecen; las que muestran sus empedrados poblados; las de las altivas cabras que transmiten la libertad de que gozan en la empinada geografía, todas ellas, reverdecen el amor que sentimos por esta tierra arisca en que nacimos.
El libro produce deleite, es una hermosa obra de arte gráfica.
Confieso, me embelesaron sus páginas, hicieron que mi imaginación volara y trajera a nuestros mayores, aquellos que nos legaron como herencia inmaterial cosas tan bellas como esas que están inmortalizadas en tan hermoso libro.